EL VIAJE DE LA MEDITACIÓN CRISTIANA - PARTE 2
Requiere
por lo tanto, un “abandono” y así esta “experiencia de
desierto” se convierte en una experiencia purificadora. Es un
desafío para superar nuestro egoísmo y meditar sin esperar
recompensa, sin conocimiento de que el Espíritu nos está guiando
a meditar aún cuando esas profundas distracciones nos asalten.
Siempre que perseveremos y nos sentemos fielmente para vivir
nuestra práctica, finalmente romperemos toda resistencia y
seremos llevados al verdadero autoconocimiento, purificados y
fortalecidos. De esta forma el desierto es también nuestro camino
a la Tierra Prometida, ya que de acuerdo a las palabras del Padre
del Desierto Evagrio: “Ningún otro demonio sigue de cerca al
demonio de la acedia, sólo un estado de profunda paz y alegría
inexplicable surge de esta lucha”.
A
esta profunda paz e inexplicable alegría los Padres y
las Madres del Desierto la llamaban “apatheia”, una
calma profunda e imperturbable, un alma verdaderamente curada.
Ellos sabían que la “apatheia” o “pureza del corazón”
era el pre requisito para entrar al “Reino de Dios”, para
estar en la Presencia de Dios.
“Lo
que más buscaron los padres fue su propio ser verdadero en
Cristo. Y para hacerlo, tuvieron que rechazar completamente al ser
falso, auto fabricado en el “mundo” bajo la presión social”
(Thomas Merton).
Nuestro
“ser verdadero en Cristo” brilla, por lo tanto, cuando
nuestros pensamientos y nuestros sentimientos han sido aquietados,
cuando las máscaras del ego y las falsas imágenes del ser se han
desplomado y las emociones están purificadas, entonces nos vemos
a nosotros mismos como “niños de Dios”, hechos a imagen y
semejanza de Dios.
Esta
calma, este éxtasis, esta paz y alegría es al mismo tiempo
perfecta conciencia, super atención. Entonces estamos
“completamente vivos”. Desde allí surge la etapa final de
“ágape”, la mayor experiencia de todas, el sentido de unidad
y conciencia del amor universal, incondicional de Dios. Se
trascienden las formas y todos los conceptos de la mente del mundo
que conocemos.
Sabemos
que “Dios no tiene cantidad ni forma externa” y “con asombro
vemos la luz de nuestro propio espíritu y sabemos que esa luz es
algo más que nuestro espíritu y sin embargo es la fuente de El”
(John Main). Sabemos que nuestro espíritu es uno con el Espíritu.
Hemos entrado en la corriente de amor entre el Creador y lo
creado. Hemos llegado a casa.
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Es tiempo es hora es momento... es el lugar adecuado para un encuentro.. con quien con el que ,la que nos esta siempre esperando.. Con vos misma ! Esto es lo que sucede en una clase de yoga.. todo lleva a ello... la respiración consciente ... la atencion alcuerpo.. hasta una pequeña molestia es necesaria a veces para saber aquello que desconocia de mi .. Por eso sera que todos se van distintos cuando termina la clase.. sus sonrisas .. su brillo en la mirada.. Se sienten otra vez plenos... son las posturas o Asanas vibrando en el cuerpo..la respiracion o Pranayama centrando su ser. En 21 años de estar al frente de clases de yoga sigo viendo todo esto acontecer con asombro y agradecimiento...no importa la edad o el periodo de la vida en el que estes ..te El yoga te esta esperandoo y yotambien.
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